Magnetorrecepción en aves: el sexto sentido magnético

La magnetorrecepción es un sentido presente en diversos seres vivos que les permite detectar campos magnéticos y utilizarlos para orientarse y navegar en su entorno. Las aves son uno de los grupos de animales que poseen esta capacidad, lo que les permite conocer su posición, altura y dirección durante el vuelo. En este artículo, exploraremos más a fondo este fenómeno y cómo funciona en las aves.

Índice de Contenido
  1. ¿Qué es la magnetorrecepción?
  2. Investigación sobre la magnetorrecepción
    1. Usos y aplicaciones de la magnetorrecepción en aves
  3. Animales con magnetorrecepción

¿Qué es la magnetorrecepción?

La magnetorrecepción es la capacidad que tienen algunos seres vivos de detectar la dirección y sentido del campo magnético terrestre. Este sexto sentido les proporciona información sobre su orientación y latitud, permitiéndoles navegar y regresar a su lugar de origen. Las aves, junto con las palomas mensajeras, son algunos de los animales más conocidos por su habilidad para detectar campos magnéticos.

La magnetorrecepción también está presente en bacterias, insectos como las abejas y otros vertebrados como los tiburones. En el caso de las aves, este sentido les permite realizar migraciones largas sin perderse y encontrar su camino de regreso a sus nidos o lugares de reproducción.

Investigación sobre la magnetorrecepción

Recientemente, científicos del Instituto Leibniz de Investigación sobre Estados Sólidos y Materiales (IFW Dresde), la Universidad Técnica de Chemnitz en Alemania, y las universidades de Tokio y Osaka en Japón, han realizado investigaciones sobre la magnetorrecepción en aves y han logrado avances significativos en este campo.

El equipo de investigadores ha desarrollado una piel electrónica con un sistema sensorial magnético que proporciona a los usuarios un sexto sentido capaz de percibir la presencia de campos magnéticos estáticos o dinámicos. Esta piel electrónica es delgada, maleable y se puede adaptar a cualquier parte de la piel humana.

El sensor magnético es ultra delgado, tiene menos de dos micrómetros de espesor y pesa apenas tres gramos por metro cuadrado. Además, puede ser doblado y arrugado sin perder sus propiedades sensoriales, lo que lo hace muy versátil para su aplicación en dispositivos de asistencia en orientación y manipulación.

Usos y aplicaciones de la magnetorrecepción en aves

Los sensores magnéticos desarrollados por este equipo de investigadores tienen múltiples usos y aplicaciones. Uno de los principales usos sería en la navegación, permitiendo a las personas sentir o percibir su orientación dentro del campo magnético natural de la Tierra, sin necesidad de una brújula o un GPS vía satélite.

Esta tecnología también podría ser utilizada en dispositivos de asistencia para personas con discapacidad visual, permitiéndoles orientarse en un espacio que tenga su propio campo magnético de referencia. Además, los sensores magnéticos podrían ser utilizados en implantes y prótesis para conocer la posición exacta de las articulaciones, así como en dispositivos de monitorización de la salud.

Por ejemplo, los sensores podrían detectar cualquier tipo de movimiento, incluyendo la actividad muscular, especialmente la del corazón. Esta tecnología proporcionaría a las personas una sensación adicional fuera de los cinco sentidos que tenemos, ampliando nuestras capacidades perceptivas.

Animales con magnetorrecepción

Además de las aves, otros animales también tienen la capacidad de la magnetorrecepción. Las palomas mensajeras fueron los primeros animales en los que se descubrió este sentido, y se ha demostrado que utilizan el campo magnético terrestre para orientarse durante sus vuelos de larga distancia.

Las abejas también tienen la capacidad de detectar campos magnéticos, lo que les permite orientarse y encontrar su camino de regreso a la colmena. Además, se ha descubierto que algunas tortugas, hongos y bacterias también tienen este sentido magnético.

En el caso de las palomas mensajeras y las truchas, se ha descubierto que su sensor magnético consiste en cristales de magnetita, un óxido de hierro. Estos cristales están conectados con otros orgánulos transductores que aún no se comprenden completamente.

En otros animales, como las abejas, la magnetita está presente en las membranas celulares de ciertos grupos de neuronas. Cuando los campos magnéticos se reorientan, las corrientes inducidas por la magnetita modifican la polarización celular, lo que les permite utilizar este sentido para orientarse.

La magnetorrecepción es un fenómeno maravilloso que permite a las aves y otros animales detectar campos magnéticos y utilizarlos para navegar y orientarse en su entorno. Los avances en la investigación sobre la magnetorrecepción en aves pueden tener aplicaciones importantes en el campo de la tecnología y la salud humana.

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